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30 de enero de 2013

El silencio se hizo para romperse

Hola de nuevo, queridos lectores. 
Ante todo, me veo en la obligación de disculparme ante vosotros. ¿Por qué? Porque me fui sin despedirme, sin dedicar unas miseras líneas a deciros que me marchaba un tiempo, que dejaría mi blog en "stand-by". No me digné a deciros que desaparecía y que el silencio invadiría los rincones de este blog, del que estoy tan orgulloso de llevar adelante. 
Tras varios meses, he vuelto para romper este silencio y compartir con vosotros, de nuevo, mis historias y mis pensamientos. Aunque suene a tópico, la vida nos trae y nos lleva cuales marionetas, y en mi caso, el marionetista decidió que debía centrar mi atención en otros asuntos. Parece ser que ahora la vida me devuelve aquí, para quitar las telarañas de mis relatos, barrer el polvo entre los comentarios y sacar brillo al blog entero. Me conformaría con que mis nuevos relatos tuvieran la mitad del éxito que tuvieron los anteriores. 
Me gustaría adelantaros que incluiré en el blog algunos comentarios y críticas de libros, relatos y películas, para poder ofreceros mi visión de algunos de los autores que más han influído en mi pensamiento y mi escritura.
Por último, agradeceros vuestro apoyo y volver a daros de nuevo la bienvenida al blog.

¡Pasen y lean!

10 de abril de 2012

Les yeux dorés - Los ojos dorados

Esta es mi primer escrito en verso. Lo compuse originalmente en francés, con razón de una tarea para la universidad. Abajo os dejo una traducción (muy libre) en español a la que he intentado añadir también rima.
Espero que os guste.


Les yeux dorés du chat qui dort chaque nuit dans ma fenêtre
me racontent chaque nuit la belle histoire d'un belle être
qui se pieute chaque nuit avec larmes et sans étreintes
et qui espère ne jamais se réveiller pour écouter son affamé ventre.
Ils me racontent que tes rêves reposent entre chiffons crado,
que le barouf de la ville est ta musique et le silence pour toi un cadeau.
Petit âme errante dont becquetance germe dans les bennes à ordure,
mais étonnant esprit qui garde pas rancune à la société qui t'a traitée trop mentdure. (durement)
Je n'hésiterais pas te donner mon pain et dans ta poche cent euros y mettre,
mais je te connais seulement pour les yeux dorés du chat qui dort chaque nuit dans ma fenêtre.

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Los ojos dorados del gato que duerme en mi ventana hasta el amanecer
me cuentan cada noche la bella historia de un bello ser
que duerme cada noche con ausencia de abrazos y demasiados llantos
y que desería no despertar jamás para oír hambrienta los excesos de tantos.  
Me cuentan que tus sueños descansan entre trapos mugrientos
y que el ruido de la ciudad es tu música, y el silencio el alcohol de tus lamentos.
Desgraciada alma errante cuyo alimento nace en los cubos de basura
pero sorprendente espíritu que no guarda rencor a aquellos para los que tu muerte es la cura.
No dudaría en darte todo mi pan y en tu bolsillo cien euros poner,
pero solo te conozco por los ojos dorados del gato que duerme en mi ventana hasta el amanecer.

26 de febrero de 2012

Lingüística Aplicada a la Vida


  •    Realice un análisis lingüístico del amor y sus diferentes funciones. Aplique sus conocimientos en pragmalingüística y lexicografía para el razonamiento de la cuestión.


El amor es una disciplina vital impuesta por la naturaleza a todo ser dotado de sentimientos desde tiempos inmemoriales. A lo largo de la historia ha tomado incontables nombres y ha sido aplicado a personas, animales e incluso objetos. Como ya sabemos, el amor abarca un ámbito tan extenso que sería prácticamente imposible analizar cada uno de sus aspectos y funciones. Sin embargo, podemos atender a su manifestación más importante, y a su vez, más desconocida: El Te quiero.
Entre los sintagmas verbales más peligrosos, que no por ello menos atractivo, de nuestro sistema lingüístico se encuentra el Te quiero. Dos elementos oracionales que pueden hacer que se estremezca la piedra más sólida, y enfriar la sangre del más rudo. Dos elementos que conforman una sola realidad; un solo sentimiento.
Desde el punto de vista fonológico, la pronunciación de estas palabras puede dar lugar a lágrimas, sonrisas, disgustos, euforia, etc. Su uso en ciertas situaciones comunicativas sumerge al emisor y al receptor en una sola realidad: los oídos dejan de oír, los ojos dejan de ver, y el corazón deja de latir. El tiempo se detiene, para poco a poco resbalar entre los dedos de los intrépidos que han osado a pronunciar estas palabras. Es necesario subrayar la dificultad a la hora de pronunciar un Te quiero, ya que deben darse las condiciones idóneas para su emisión: los ojos de los individuos deben mantener contacto directo, y el silencio debe sostener la respiración de ambos. Un breve suspiro del oyente sumirá al emisor en un trance, en el que solo existe aquel ser que tiene ante él y en el que la música que mece sus sueños sigue el son de la respiración de aquel ente al que daría su propia vida. Es esa la situación concreta en la que se manifestará el Te quiero.
 La unión de una consonante oclusiva dental y una vocal media anterior generan en el receptor la sensación de convertirse en el único ser sobre la tierra. Por otro lado, el conjunto de semiconsonante palatal, vocal cerrada anterior diptongada con una vocal media anterior, acompañadas de una consonante alveolar vibrante simple y, finalmente, una vocal media posterior es el responsable de la pérdida de raciocinio por parte del emisor, quien ahora no piensa, solo siente.
 Un Te quiero sume al individuo en un intermitente ciclo de calor y frío que recorren su cuerpo en busca de una serenidad que no llega, hasta que el otro entreabre sus labios para responder y romper un corazón, o bien, llenarlo de una sustancia imperceptible por los sentidos y algo escasa hoy en día: la felicidad, con cierta dosis de euforia, sobre una sólida base de amor.
Atendiendo a los aspectos extralingüísticos y sociológicos, como complemento oracional fundamental en la construcción sintáctica, el Te quiero tiene efectos anteriores y posteriores a su emisión. Como reacciones anteriores al Te quiero encontramos el sudor frío, la taquicardia, confusión de conceptos, errores léxico-gramaticales en el habla (o escritura), etc. El emisor ha pensado durante horas (o quizás durante días) en qué condiciones pronunciar un Te quiero. Sin embargo, éste hecho se produce por la inconsciencia del mismo individuo; es decir, el momento más irracional es en el que suele darse el fenómeno lingüístico. Como consecuencias, desde lágrimas a pérdidas de conciencia.
El resultado habitual tras el Te quiero, viene dado por la aproximación de los participantes en el intercambio verbal (la velocidad puede variar dependiendo de los individuos). Como imanes, los labios parecen atraerse como fuerzas inquebrantables de la naturaleza, hasta que aparece esa sensación, imposible de encontrar fuera de un beso. Para los individuos, el mundo desaparece bajo sus pies, los ojos se cierran y quedan sellados, las manos palpan el cuerpo del otro, en busca de un apoyo que les permita quedarse con los pies en la tierra, y evitar escaparse flotando mientras les mece una brisa que no silba, sino que susurra sus nombres. El tiempo tiende a ralentizarse, pero nunca se detiene, solo crea el silencio, un silencio que desaparece de golpe cuando los individuos separan sus labios, para volver a decir, siempre que puedan, de nuevo: Te quiero.

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